Las calles de Colonia son atemporales.
Después de viajar a Brasil, ésta fué una escapada de unos pocos días, antes de que llegue el frío.
Dormir en la Casa de los Limoneros, no tiene desperdicio.
Si bien era temporada baja, prácticamente toda la estancia era para nosotros, nos sentimos dueños.
La temperatura ideal, sol, agua, y a descansar después de caminar todo el día.
Nos malcriaron con una cocina que no esperábamos, nos emborrachamos en la galería, mirando una tormenta que desataba su terror en buenos aires.
(Parece que se viene otro vídeo de viejos viajes)
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