8 de septiembre de 2012

Color a vino...

Partimos de San Sebastián después de unas placas y unas vueltas en auto por calles que increíblemente figuraban en el GPS.

Es curioso que los países tengan frontera, o quizá es mas curioso que no la tengan?
Pasamos un peaje de 2.00 € y de golpe todas las señales estaban en francés. Eso fue todo.

Quizá el idioma es signo de turismo, o para mi de vacaciones.
En España entiendo y me entienden todo, no necesito expresarme demasiado por cualquier cosa que necesite, quiera saber o simplemente este pensando en voz alta.
A partir de la frontera tengo que esforzarme para entender y hacerme entender.

Dos pueblos recomendados antes de llegar a Bordeaux. Solo hice tiempo en visitar uno. St. Jean de Luz.
Podría ser un paralelo a Cariló, pero entre los Pyrineos y con una mezcla de Vasco-Francés. Como es esto?
Callecitas de película, mar abierto pero sin olas, un poco de viento, playa y mucho arte callejero. Arte callejero pero no del dinámico. Muchos pintores exponiendo en la plaza, al lado del puerto, con barcos pesqueros, algunos comerciales y un par de botes.

St. Jean de Luz: caímos el ultimo domingo de las vacaciones. Probablemente tenga otro encanto y no sea tan comercial como el día en que lo conocí, pero con un poco menos de gente, es ideal para descansar, para comer, para caminar y por que no hacer un poco de playa.


Es un juego por el momento, llegar a un destino sin un destino. Bordeaux es intentar ser espontaneo. El problema es que después de viajar durante la mitad del día, no queda mucha imaginación para ocuparse de encontrar un lugar que sea básico o 3B (Bueno, Bonito y Barato). Gracias Sra. del GPS, por darme una opción.
La primer opción que finalmente fue la elegida, era un cuarto con baño en lo que seria casi el centro turístico de Bordeaux.



Era tarde y era domingo, igualmente me extraño la poca cantidad de gente que se veía. Pocos autos, pocos negocios abiertos (casi no llego a comer) todo muy vacío. Casi como un San Telmo una noche fría de invierno.

Bordeaux me sorprende porque la tenia guardada en un cajón. Era una ciudad para hacer base y conocer otras que quedan muy cerca.
Bordeaux es como un gran Alvear y Libertad. Solo que por mas que sigas cuadras y cuadras, la arquitectura mantiene el mismo estilo.
Me habían comentado de los tranvías, pero quizá no preste atención, porque me esperaba unos trenes del año 50, y me encontré con unos de altisima calidad y de estilo completamente moderno que combinan para llegar a todos los puntos del mapa.

Un día se lo dedicamos solamente a Bordeaux. Arriba a las 8 de la mañana, un cafecito, sol y a caminar.
Un río demasiado correntoso para usarlo, un espejo, una fuente. Un puente con estilo, palacios, edificios públicos, iglesias e imágenes interminables. Un pequeño París de prepo y anticipado. Es tremendo llegar sin expectativas.


Una pista de Skate, para personajes con talento, una para los adolescentes torpes y tímidos, otra para los que no conocen el miedo (los inocentes niños de la primaria) y otra para los del jardín. Piruetas, golpes, saltos y mis pies que necesitan descansar.
Un almuerzo, un café, una coca y solo un asiento de 30 minutos en todo el día. Los ojos pesan, los talones laten, ya tengo una ampolla en la mano que sostiene la cámara.


Un vino, unas pastas sin postre, callecitas que desembocan en callecitas de adoquines que desembocan en callecitas de adoquines con mesitas para comer, que desembocan en callecitas de adoquines que me piden que saque fotos por que no hay una callecita de adoquines que no valga la pena registrar.
El clima, el vino, la panza llena y las imágenes de día y de noche, hicieron de Bordeaux una ciudad recomendable...


Quizá la idea principal del viaje, era conocer un poco el camino del vino, desde la uva a la botella. Perigeaux y Saint Emillion se llevan los premios hasta el momento.

Viajar por autopistas es pagar por llegar rápido. Por suerte para estos destinos, decidimos cambiar la configuración del GPS. Eliminar la opción de autopistas. Conclusión: ir de pueblo en pueblo, en un viaje dos horas mas largo y conocer lo que tenia pendiente conocer. Quizá también era una forma de ahorrar peajes, que a diferencia de  un viaje anterior, en este hay uno por hora.


Chateaus, cada 1 km. Unos grandes, unos chicos, otros inmensos. Sierras enteras de plantaciones de uvas. Cada una con su nombre, cada una con su estilo. Cada una con su tipo de uva. Colores, olores, tamaños.
Por el momento le roba el lugar mas extraordinario del viaje. Por extraordinario quiero decir poco común. Lugares que solo se ven en las películas y que si uno viaja por autopistas, jamas podría disfrutar.
Caminos, lomas, campos de uvas, todo ordenado, todo prolijo, todo pensado para lograr un buen vino.
El camino a Perigeaux es como ir de viñedo en viñedo tratando de encontrar diferencias.


Perigeaux; medieval. Es de esas cosas que no te interesan cuando estudias Historia en la secundaria.
Perigeaux es una ciudad bastante grande. Obviamente tiene callecitas por todos lados, mucho adoquin, mucha construcción en piedra, mucha plaza, mucho barcito. Es un mix de la actualidad con lo que fue en un momento uno de los corazones del vino.


Todo tiene sabor a turista. Quizá para los franceses no es igual, pero para mi, es algo inimaginable. Casas y edificios de 1800 (los mas recientes), tienen tanto mas de historia en estos lugares, que es extraño hasta para mis oidos.

Un almuerzo, otro mozo que habla español.
Para lo que va del viaje, cabe decir que la imagen de franceses que tenia hasta ahora, ya cambio radicalmente. Calidos, amables, interesados (en el buen sentido). Un par de vinos para dejar en el auto, y de paso partir para Saint Emillion.


No es el único pueblo que hay de paso entre un lugar y otro, pero el paralelo de lo que siento que esto significa para los europeos es este.
Me acuerdo de ir a Mar del Plata y pasar por Las Armas. Un pueblo que no tiene mucho que ofrecer, por lo menos a simple vista. Me imagino esa sensación para los europeos cuando pasan por estos lugares tan comunes para ellos.
Saint Emillion es por así decirlo...ALUCINANTE.
Claramente el corazón del vino en la actualidad y durante varios años.
Fue una ciudad amurallada, con varias Iglesias que hoy son piedritas...
Piedra, calle fotogenica, barranca, loma, viñedo. Cada Chateau en 100 km a la redonda tiene un local con desgutacion gratuita de vino. Así que a las 5 de la tarde, entre foto y foto, copa de vino para probar. Probé un vino de 900€, que lamentablemente no me voló la cabeza. Saco dos concluciones, o no tengo idea de vinos o no vale lo que sale.


Merlot, Cabernet Franc y Cabernet Sauvignon. Mix de los tres. Muy bueno todo, vale la pena probar, pero reitero, no me volo la cabeza.
Sin embargo hay algo que me llamo la atención. Vino se vende en cualquier kiosko almacén o estación de servicio. Cada Chateau tiene sus vinos y los comercializan independientemente.
Hace varios días que vengo tomando vinos de entre 3 y 6 € la botella, y es tremendo lo bueno que son. Nada que ver con vinos de entre 15 y 20$ en Buenos Aires. Viva la France.


Otra calle, otra piedra. Calidez. Es el fin del verano en este hemisferio y por mas que no me guste el calor, estoy encantado con los días que me tocan. Creo que hasta el momento vi 3 nubes.
Una comida entre piedras e iglesias rotas, con vista a los viñedos.
Compañeros turistas que tienen entre 80 y 120 años...


Una copa, una botella, un cigarrillo. Otra ciudad, otro dia, otra noche.
De vuelta a Bordeaux, para ser espontaneo.



















1 comentario:

  1. Increibles las fotos Joa e increibles los comentarios!!! Qué bueno que lo estés pasando tan bien!!! Qué envidia (sana) por estar ahí ... Los quiero y los extraño un montón!!

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Solo y de noche.

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