A tan solo 200 km de Roma "la loca"; entre curvas, montañas y vistas misteriosas (porque llegamos de noche) esta Positano.
Si me quejaba de las escaleras, bueno, me meto las quejas en el bolsillo.

Obviamente, el hotel que estaba reservado para dos días después, no tenia lugar. Terminamos en un departamento casi por el mismo precio, con terraza y vista al mar, con uvas y peces en el jardín Los dueños... una pareja que habla un italiano muy cerrado, que no entienden mi español pero que están chochos de tener huéspedes.



Ahora si, con esto si estamos en sintonía Por lo menos hasta que me toque subir todas las escaleras que bajamos. Con sweater en la mano por las dudas. Bajando escalón por escalón, llega un punto que las rodillas tiemblan... quizá también por el hambre, pero si la bajada me hizo transpirar no quiero ni pensar en la subida.

Efectivamente, pintoresco, y escalonado. Todo esta amontonado, todo tiene terraza y todo tiene vista al mar.Barcos, lanchas, playa de piedra, restorancitos, escaleras, caminitos, mas escaleras. Colores, olores y subir y bajar durante todo el dia. Un poco de playa y un almuerzo medio chanta. Fotos y mas escaleras.
Quiza no fue la forma mas barata pero no importa. Capri nos recibe después de una hora y media de lancha, reprochándome la cantidad de tiempo que pasó desde la ultima vez que navegué. Es increíble lo que extraño navegar.


Todo es pintoresco. Un casamiento, un paseo, un café y una limonada.
Desde Anacapri no se ve mucho la playa. (es básicamente arriba de una montaña). Pero si subís a la cima, por el funicular te podes dar una sorpresa. Tarda unos 15 minutos y la ultima subida empinada es increíble La altura, el viento, el color... Paisajes distintos de una misma isla.
Un almuerzo en las alturas y entre fotos y puchitos, se acaba el tiempo.
Recorrida por toda la isla desde el barco, obviamente, todo armado para que compres, compres, compres y compres... Lamentablemente ya desistí, odio ser turista y que me traten como tal.
Fui el ultimo en subir al barco cuando nos dieron la orden de Nadar. Un mar increíble con colores increíbles sin olas pero todo lo demás Me hubiera quedado hasta que se ponga el sol... pero había que seguir.
Unas cervezas mirando unas piedras enormes que rodean la isla, unas cuantas grutas y un poco de pesca frustrada. Sol, siesta y un día intenso que se termina.
La ultima comida en Positano no fue gran cosa, nos despedimos con el cuerpo agotado pero sin poder cerrar los ojos por lo lindo de la noche.
Un barco, unas cuantas estrellas y una guitarra de fondo...
Un desayuno intenso después de la noche en el hotel, una gata gorda y perezosa y unos cuantos kilómetros hasta Cinqueterre.
Que envidia Joa!!!! Increibles fotos!!!! Cande
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