10 de octubre de 2012

por una Toscana



En principio la idea era llegar a Florencia (aunque tenia la fantasía de pasar por Venecia y Verona). El viaje desde Austria hasta Italia es Increíble  Picos altísimos  valles con ríos  puentes, túneles  curvas. Todo verde. Todo pulposo. Si bien se hace un poco largo porque hay muchas curvas y no podes ir tan rápido  Yo recomiendo que el que haga este camino, no dude en frenar en algún pueblo que le guste. Hay tantos y tantos y tantos... cada uno con su Iglesia, arriba de la montaña, abajo, en el medio, atrás  en una cascada  con vista al valle, mirando al este, mirando el atardecer, para todas direcciones tenes pueblos distintos, chiquitos pero increíbles.


Ya cruzando la frontera se nota el cambio de país  el cambio de cultura. Viñedos por todos lados. todo amontonado, el espacio aprovechado al máximo.
Sin embargo, ya no es tan prolijo todo, ya estamos en Italia.
 El viaje hasta Florencia, se hace pesado y ya a las 8.30 todavía nos faltan dos horas.
Verona es la indicada para una escala.


Un par de vueltas con el GPS, otra de las complicaciones constantes el donde mierda estacionar el auto, cosa que ya nos ha hecho perder varias horas. Dos preguntas y hotel un poco Vintage.
Un ascensor un poco chico, un cuarto extraño, podría parecerse al cuarto de mi bisabuela. Muebles de estilo pero todo muy oscuro. Camas del año 10. Alfombra, y un recepcionista que el poco ingles que habla, lo habla a 0.2 km/h.  Y aunque nos es mas fácil entender el italiano, insiste en tratar de hablar ingles.


Mapa, indicaciones, y a caminar de noche, para estirar un poco las patas después de varias horas sentados.
Verona tiene ONDA. Hacia rato no veíamos gente joven. Veníamos viajando con el PAMI.


Callecitas demasiado chicas, adoquines, negocios, restaurantes  Un río  varios puentes. Monumentos, casas y gritos por todos lados. Italia tiene Italianos, los Italianos tienen cuerdas vocales un tanto ensordecedoras.
Un clima ideal, para llevar el sweater en los hombros. Unas milanesas, o como les dicen acá  "Cotoletas",  un vinito y un poco de río  Unas vueltas por el centro histórico de noche, con mucha gente y un helado de pistacho. Tremenda la única noche de Verona.


Curiosamente, a la mañana, ya no hay recepcionista. Están las dueñas de hotel, o por lo menos parecen serlo. Las viejas deben tener entre 85 y 90 años, y no paran de hablar a los gritos. Una situación un poco extraña con estas viejas buena onda, creen que les vamos a robar el permiso para estacionar.
Un desayuno, un puchito y unas cuantas cuadras.
Finalmente Verona nos despide con sol fuerte y solo un par de horas a Florencia.



 Firence...
Florencia equivale a un almuerzo. Tarde para seguir consejos, el gps no mando al PonteVeccio sin problema. El problema era estar en el centro de la ciudad, donde solo están autorizados los residentes. Según lo que nos informaron era que ya teníamos una multa, que ya nos habían sacado una foto. Entre el poco espacio para maniobrar, la cantidad de gente caminando por todos lados, el gps que cambiaba las indicaciones cada dos segundos, todos insistían con la multa, no había lugar para salir. Lo único que se pudo hacer es entrar en un estacionamiento. Ahí nos explicaron que podíamos safar de la multa si nos quedábamos ahí, un poco extraño pero bueno veremos...



Un poco de caminar, otro poco de sacar la mala espina del momento. Un almuerzo en medio de una plaza extremadamente concurrida. Unas fotos, un mini paseo y una búsqueda intensiva aunque sea de una habitación  Misión Imposible. Consecuencia  Mal Humor. Es hasta un poco estúpido  estar en un lugar tan lindo y tener tanto mal humor...


Dos fotos y Florencia quedara para el próximo viaje. Pintorezco pero extremadamente concurrido, obviamente, es fácil entender porque a la gente le gusta tanto, solo que hay mucha gente que le gusta mucho, y mucha gente junta le saca un poco lo lindo a lo lindo del lugar...

La toscana es bastante grande como para perder el tiempo entre el caos de los turistas.
Es así que para sacarnos el mal humor... comienza la ruta del vino.


Ahora si se puede decir que estamos en la pura Toscana.

Con lomas, casi sierras, y por entre los bosques, aparecen cacitas, o castillos chiquitos, cada uno con su jardín  cada uno con su viñedo. La tierra es mas seca que los viñedos que visitamos en Bordeaux, los colores son otros.
La ruta tiene un silencio que no se encuentra fácil en Italia.
Pueblo tras pueblo, curva tras curva, a medida de cae el sol, los paisajes son cada vez mejor.


Catalina in Chanti si la memoria no me falla.
Un lugar como tantos, con su iglesia, sus calles de piedra, sus residentes mayores de 80 años, paisajes a cada costado.
Bares, restaurantes, todo chiquito, todo de piedra, todo con vista a la toscana...
Es raro, parece que viven del turismo, pero no parece estar armado, es como que el turismo se instalo solo...


Vinos de todas las uvas, de todos los colores, de todos los sabores. Un paseo por el  pueblo de piedra.


Una pizza, un calzón  Un vino y una caminata nocturna. Un coro en la catedral, escucho de incógnito  atrás de una ventana.


Hay olor a tranquilidad, hay olor a amplitud...
Un Spa, no me lo esperaba pero apareció. Sensaciones extremas, limpieza general.
Un placer dejar Florencia para el próximo viaje. Todo sucede por alguna razón.


Otra habitación y otra noche sin frío  Estrellas que me despiden con burbujas. Almohadas que consumen como el cansancio.




1 comentario:

  1. Qué fotos por diossssss y muy buena la descripción! tanta envidia... sana envidia.. Cande

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Solo y de noche.

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